Estanterías Medellín vincula laboralmente a personas en situación de calle y drogadicción. Su negocio es solucionar problemas de espacio y logística.

En el comedor de su casa y con $3.000 en el bolsillo, Oswal Ramírez y su esposa, Natalia Sofía Herrón, iniciaron un negocio de estanterías y muebles metálicos que luego se convertiría en una oportunidad laboral para personas en situación de calle y drogadicción.

Así nació Estanterías Medellín, una empresa paisa que busca dar solución a problemas de espacio y logística con el diseño de estructuras y estanterías metálicas, tanto para uso liviano como industrial, la cual ya ha ganado reconocimientos como una mención especial en el Famiempresario Interactuar 2020 a la responsabilidad social empresarial, y ya proyecta cerrar el 2021 con ventas aproximadas a los $1.600 millones.

Los cimientos

“Un momentico que estas máquinas no me dejan oír”, era la respuesta de Ramírez a quienes llamaban a su casa a preguntar por los servicios de su nueva empresa. Pero lo que la gente no sabía era que en realidad eran sonidos de máquinas que él grababa de vídeos de Youtube.

Todo era parte de una estrategia para posicionarse como empresa y dar una imagen de seriedad y formalidad, algo que no tardó mucho en convertirse en realidad en la medida en que los clientes se dieron cuenta de la calidad de los productos y servicios que ofrecían.

Así, y tras un trabajo incansable en anuncios por internet y tarjetas de contacto que repartían a sus conocidos, la empresa comenzó a crecer y ampliaron su equipo de trabajo.

“Nosotros pasamos de estar en una bodega de 250 metros a una de 500 metros. Fuimos comprando máquinas mucho más modernas y del 2018 al 2019 tuvimos un crecimiento de más del 50%. Y paradójicamente en 2020, el año de la pandemia, vendimos casi $1.000 millones más que en el año anterior”, cuenta Ramírez.

Segundas oportunidades

Generar empleo a personas en situación de calle y drogadicción, brindándoles a través de un proceso conjunto ser incluidos como parte su equipo de trabajo se convirtió en una de las misiones de Estanterías Medellín.

Por eso, según Ramírez, la empresa ya cuenta con un equipo de 18 empleados, 11 de ellos son personas que vienen de la calle o que están pasando por un proceso de desintoxicación de las drogas.

“Siempre hemos dicho que lo más bonito que tenemos en la empresa es la gente. Aquí nadie se gana el salario mínimo, lo menos que pagamos es $1.300.000. Mi esposa y yo buscamos generar mejores condiciones de vida a los empleados. La mayoría de los muchachos que tenemos están terminando la primaria o el bachillerato, uno de ellos ya está terminando la universidad y otro está cumpliendo su sueño de ser barbero”, cuenta Ramírez.

Y comenta que la única condición que ponen a estas personas es que deben cumplir con un proceso de limpieza y desintoxicación de sustancias psicoactivas de su cuerpo.

Sin embargo, el empresario también narra, con cierta tristeza, que no todos los empleados que han pasado por la empresa han sido capaces de salir de las drogas.

“No siempre hemos logrado que dejen el vicio. Hay personas que nos han dicho que simplemente no son capaces de seguir. Además, hay que ser sinceros, es un proceso que no es fácil, porque el trabajo que ellos realizan, mientras aprenden bien, es muy lento y hay que explicarles las cosas muchas veces. Pero es algo que vale mucho la pena”, dice Ramírez.

El crecimiento

Mientras más empleo se genera más crece la empresa. Esa es una de las premisas de los fundadores de Estanterías Medellín.

Por eso, con orgullo, Ramírez comenta que, al contrario de muchos negocios, ellos tuvieron un gran crecimiento durante la pandemia. Además de que la empresa logró mantener a clientes como Gran Colombia Gold, centros comerciales como El Tesoro, Santa Fe, Florida, y supermercados.

Por su parte, entre las proyecciones de crecimiento que tenían antes de la pandemia, Ramírez destaca el cambio que quieren hacer hacia una sucursal diferente a la actual, con un puesto de venta más organizado. Objetivo que tuvieron que posponer.

Y aunque durante este año también han tenido problemas por el paro, el aumento de los precios de los contenedores y la escasez de acero en el mundo, que es la principal materia prima de los muebles y estanterías que fabrican, las proyecciones de crecimiento son optimistas.

Así, los deseos de Estanterías Medellín son seguir generando empleo y contar, por fin, con una sede propia. Mientras tanto, la empresa seguirá consolidándose como una fábrica de segundas oportunidades